jueves, 8 de septiembre de 2011

Nicaragua, tiempo de amores con Dios

12. Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía;
Fuente cerrada, fuente sellada.
13. Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos suaves,
De flores de alheña y nardos;
14. Nardo y azafrán, caña aromática y canela,
Con todos los árboles de incienso;
Mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas.
15. Fuente de huertos,
Pozo de aguas vivas,
Que corren del Líbano.
16. Levántate, Aquilón, y ven, Austro;
Soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas.
Venga mi amado a su huerto,
Y coma de su dulce fruta. (Cantares 4:12-16).

El texto citado, me ha venido con fuerza acerca de la iglesia, y mas recientemente, me viene a la mente asociado a mi nación. Por ello quiero compartir estas palabras con todos aquellos que tienen y tendrán acceso a este blog.

La historia es clara en mostrarnos que nuestra amada patria ha sido pisoteada una y otra ves por propios y extraños. Mucho ha sido el daño y el descuido con que hemos tratado a nuestra tierra; muchas injusticias que han contaminado nuestra tirra han sido hechas, llenando de miseria y sangre nuestro pueblo, y con ello hemos maldecido nuestro suelo. Pero yo estoy convencido de que Dios nos dio este suelo con la intención de que fuera un huerto fértil en el que brotaran la justicia y la paz como brotan y florecen los rosales de un jardín fragante; Dios nos dio esta tierra para que ella fuera fuente de justicia, tierra en la que brotara la justicia como cristalinos manantiales de agua limpia y pura; Dios nos dio esta tierra para que ella fuera como un paraíso lleno de dulces frutos y fragantes jardines, pero no de frutos cualquiera sino de frutos de justicia, amor y misericordia, frutos agradables a Dios, jardines fragantes pero no de fragancias florales sino de fragancia de alabanza y adoración pura y santa para Dios. Pero así como un huerto que pierde sus vallados de protección es pisoteado dañado y destrozado, nosotros como pueblo, hemos quitado los cercos de protección de nuestra tierra, de nuestro huerto, y hemos permitido que nuestra tierra sea pisoteada y destrozada por extraños y por nosotros mismos. Nuestras aguas han sido contaminadas y nuestros árboles fragantes derribados; por tanto, el agua que brota de nuestros manantiales no sirve para saciar; y el olor de nuestros jardines no sirve para deleitar el alma. Y como entenderán, no hablo de aguas cual quieras, ni hablo de fragancias de jardines comunes; Yo hablo de aquellas aguas de manantiales del alma que broten para satisfacer el corazón de Dios, hablo de alabanza santa y sincera, hablo de fragancias del huerto de nuestra alma que complazcan el corazón de Dios, hablo de verdadera adoración en espíritu y verdad, que llegue al mismo trono de Dios cual aire impregnado de exquisitos, dulces y suaves olores, hasta hacer derramar la unción del agrado de Dios sobre nuestra tierra como rocío fresco que haga reverdecer nuestro pueblo como un huerto de riego donde crescan hortalizas escogidas. Pero nuestros vallados han sido quitados de nuesrto huerto, porque hemos dado nuestras aguas a los ídolos y hemos dados nuereos árboles mas escogidos a los ídolos para adornar sus altares, (y ésto lietralmente); nos hemos complacido con adorar a los ídolos, hemos dado la fragancia de nuestro huerto a aquellos a los que no debemos ninguna bendición. Hemos dejado de ser bienaventurados porque hemos hecho dioses de nuestro suelo a aquellos que no son el Dios verdadero, y en ello hemos olvidadado que la nación que es bienaventurada es aquella cuyo Dios es Jehová. Es tiempo de volver a cercar nuestro huerto, es tiempo de que dediquemos todo lo mejor de este huerto de nuestras almas al Dios verdadero en alabanza santa y en adoración verdadera y espiritual, alabanza que agrade a dios como el buen perfume agrada el olfato. No dejemos que foráneos sigan trayendo doctrinas destructoras ni cultos paganos. Es tiempo de que el vallado de Dios esté sobre nuestra nación. Es tiempo de hacer de Dios, nuestro Dios; es tiempo de ser vienaventurados por la presencia y favor constante de Dios; es tiempo de volver en amores con Dios.
Ese verso 12 de cantares 4 comienza diciendo: Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía. Eso es fundamental para que un huerto se convierta en un especial porción de suelo entre la tierra, el estar cercado es la primera condición para que el huerto sea fructífero y se conserve así permanentemente. Dios quiere tener amores con Nicaragua, y no digo que Dios no nos ame en las condiciones actuales, sino que él no se complace en nuestro amor porque hemos dejado destruir nuestra tierra con la violencia, la injusticia, por lo cual la miseria se ha adueñado de este suelo. Nicaragua, es tiempo de volvernos en amores con Dios; es tiempo de que surja en nuestra tierra la misericordia y el juicio de la justicia, cosas en las cuales Dios se complace. Si hacemos eso, si nos volvemos en amor con Dios, si volvemos a cercar nuestro huerto, la justicia empezará a dar sus frutos, nuestro huerto volverá allenarse de renuevos de sus árboles fragantes, y de sus dulces y suaves frutos.  Y siguiendo con el verso 13 dice: Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos suaves, De flores de alheña y nardos; De la misma manera, si el vallado de Dios vuelve a estar en nuestra tierra, una nueva generación crecerá en esta tierra, y esa nueva generación hara, con el favor de Dios, que esta tierra sea cual paraíso de granados, lleno de suaves frutos para Dios, y lleno de fragancia de un pueblo que agrada verdaderamente a Dios. Alabaremos y él responderá con agrado, adoraremos y él derramara unción hasta saturar cada rincón, oraremos y el responderá solísito por su amado pueblo.
Tiempo viene sobre Nicaragua, en que viento recio saplara sobre su tierra, porque Dios mismo llamará ese viento sobre nosotros, sobre su huerto. Y en ese tiempo, él espera que en este huerto llamado Nicaragua haya:
"Nardo y azafrán, caña aromática y canela, Con todos los árboles de incienso; Mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas" Y si estamos listos para el tiempo de ese viento de Dios sobre nuestro huerto, ese viento desprenderá de este suelo una nube de fragante adoración, que postrados en verdadera humillación daremos a Dios en santidad y justicia. El Espíritu de Dios ya esta trayendo ese viento. ¡Es tiempo de adorar a Dios en espíritu y verdad¡

¡Nicaragua, es tiempo de amores¡ ¡Es tiempo de que nuestro huerto de sus frutos y su fragancia para Dios¡

lunes, 6 de junio de 2011

El Viento de Dios Sobre mi Nación.

Sueños sin poder recordar.


A mediados de la década de los noventa empece a tener una serie de sueños. Pero estos sueños no eran sueños como los demás sueños que yo había tenido en el pasado, pues éstos tenían una particularidad, la cual es el hecho de no poder recordar nada de lo que había soñado. Yo sabía que inmediatamente antes de despertar había estado soñando, pero por mas que me esforzaba por recordar el sueño, me era imposible recordar ni la mas mínima cosa relacionada con aquel sueño. Así transcurrió día tras día durante aproximadamente noventa días. Noche tras noche, día tras día, semana tras semana, Mes tras mes soñaba aquellos sueños pero por mas que me esforzara, no lograba recordar aquellos sueños. Era un asunto perturbador. Esa situación llegó a inquietarme a tal extremo que estaba agoviado como por un gran peso encima de mí. En tales circunstancias, una noche oré fervientemente delante de Dios y le pedí que me ayudara con aquella abrumadora situación que estaba viviendo ya por espacio de noventa días. Mi oración era una súplica y casi una queja, y por eso oré de este modo: Padre Santo, tu sabes lo inquieto y angustiado que estoy por causa de esta situación; pues yo se que he estado soñando esta abrumadora cantidad de sueños, pero no logro acordarme de ninguno de ellos. Es más, ni siquiera me logro acordar de una mínima parte de un sueño. Por tanto estoy muy agoviado. Te ruego que por favor me ayudes a entender lo que está pasando con estos sueños. Y si estos sueños no provienen de tí sino del enemigo, te ruego que sean quitados de mi, pues tu sabes que yo te he dado mi mente y mi corazón, y el enemigo nada tiene con migo. Yo se que muchas veces tu hablas en sueños a tus hijos; pero también se que tu palabra dice que tu eres un Dios de paz y no un Dios de confusión. Asi que, si quieres decirme o revelarme algo, te ruego que lo hagas claramente, pues necesito saber si eres tú quien me esta hablando. Y si esta noche he de continuar soñando, te ruego que yo pueda recordar claramente el sueño, y que además pueda recordar todos aquellos muchos otros sueños que he tenido durante tantos días.
Despues de aquella oración, me acosté y me dormí profundamente. Pero al rato de estar durmiendo plácidamente, de nuevo comencé a soñar;  y de nuevo me desperté después del sueño; Pero esta ves era diferente; ¡El sueño que acababa de soñar, lo recordába vívidamente¡ ¡Estaba atónito de lo que había soñado, pero estaba tremendamente aliviado de por fin poder recordar lo que soñaba¡. Luego de despertar del sueño, me senté en mi cama al lado de mi esposa, quien dormía plácida y profundamente; y allí, sentado en mi cama, empecé a maravillarme de aquel sueño. ¡Lo podía recordar vívidamente¡ Y el sueño era el siguiente: Mi esposa y yo llegábamos al país de Nicaragua ( en el sueño) y llebábamos la misión de consolar a unos parientes míos, a los que sinembargo yo no conocía. (tal parece que el hecho de ser de mi parentesco era solo por ser mis coterráneos). Estándo pues en aquel país, llegamos a una zona muy boscosa a unos caseríos donde estaban aquellas personas a las que debíamos consolar. Y después de algún tiempo, y cuando habíamos cumplido nuestra misión, los dejamos y salimos de aquel lugar. Caminamos durante un tiempo entre bosques, y al salir a un lugar mas despejado de árboles, yo me volví a mi esposa para decirle un pensamiento que me angustiaba, y le dije: No me parece que estas personas hallan reccibido todo el consuelo que les podíamos dar, y por eso me siento triste, pues me parece que no hemos cumplido bien la misión que traíamos al venir aquí. Entonces mi esposa, que me oía atentamente, me preguntó: ¿Hicimos lo que Dios nos mandó hacer, si o no? Y yo le dije: Si lo hicimos. Entonces ella me hizo otra pregunta: ¿Obedecimos a lo que Dios nos mandó a hacer, si o no? Y yo le dije: Si, si obedecimos. Entonces, ella dijo: Bueno, eso es suficiente, el resto es cosa de Dios. Él se encargará de lo demás que esas personas necesiten.
Después de aquellas palabras de mi esposa, me sentí aliviado de aquel sentimiento de ftustración y tristeza que había en mi corazón, y reanudamos la marcha, ya que ívamos a pie y el camino parecía ser largo. Después de caminar un poco, nos encontrámos con un derrumbe en el camino que lo bloqueaba por completo en untramo que no lográbamos saber si era muy grande o infranqueable. Entonces le dije a mi esposa: Esperame aquí y yo subiré a esa loma, y desde lo alto yo se que podré ver el camino mas hacia adelante, y sabremos si se puede continuar. Inmediatamente después de decir aquello, subí aquel pequeño cerro, y desde lo alto pude ver que el derrumbe que obstruía el camino no era tan grande, pues solo bloqueaba una pequeña porción del camino. Entonces descendí de aquel cerro, y llegado a bajo al camino donde me esperaba mi esposa, le dije: Ese derrumbe no es ningún problema que nos pueda detener; es tan solo un pequeño obstáculo que podemos esquivar al rodearlo por el lado izquierdo, pues unos metros mas adelante el camino está despejado y podemos continuar. Así lo hicimos. Y después de volver al camino, encontrámos una caseta de la gurdia de aquel país. Al llegar allí, había un solo guardia. Nosotros, al parecer, debíamos esperar allí un transporte que nos devolvería a Costa Rica. Pero estando allí, vimos que el guardia estaba alterado, y tal parecía como que algo en el ambiente lo perturbaba en gran manera. Y la razón de su inquietud parecía ser una sensación que se podía percibir en el ambiente; la atmósfera parecía estar saturada de la sensación de un inminiente evento catastrófico. Mi esposa y yo también percibíamos aquella sensación, pero por alguna inexplicable razón no teníamos el mismo temor que aquel guardia. Así pasaron varios minutos, y aquel guardia caminaba de un lado a otro frotándose las manos, y sudaba evidentemente en un gran nerviosismo. Y de repente... ¡Un gran estruendo estremeció aquel lugar¡. Todo en derredor se tornó obscuro, y en el orizonte se vía un viento recio que azotaba con tremenda fuerza toda aquella tierra. Aquel viento recio comenzó a azotar el suelo de esa nación desde el mar caribe hacia el océano pacífico. Y soplaba sobre todo el territorio sin dejar ni un centímetro de aquella tierra que no fuera azotada; Y al azotar el suelo, aquel viento recio desenterrába del una gran cantidad de cosas: Desenterrába huesos; desenterrába banderas y símbolos políticos; desenterrába armas y esqueletos enteros que estaban como en fosas; Desenterraba símbolos religiosos y símbolos satánicos, y muchas cosas mas. Y al pasar por aquel territorio, aquel viento recio dejaba limpio aquel suelo. Y lo azotó todo sin dejar ni un solo centímetro de suelo que no fuera azotado. Y se hizo una gran nube espesa en el aire formada de toda aquello que desenterró, y luego, aquel viento recio echó aquella nube de Símbolos, banderas, armas y huesos en el otro mar. Y allí se hundiéron y desaparecieron en lo profundo del mar. Y luego, se hizo un gran silencio como una paz profunda. No obstante, aquel guardia estaba con un semblante de asombro y temor; Y tomó un radio, y se comunicó con el comandante en jefe de la guardia, y le decía a aquel señor, que en su caseta había dos personas (las cuales eramos mi esposa y yo) y que el estaba seguro que lo que acababa de pasar en Nicaragua era por causa nuestra. Y en medio de su gran nerviosismo le decía que el estaba convencido de que mi esposa y yo eramos los responsables de lo que acababa de pasar en el país. Y le preguntó: ¿Que hago con ellos? ¿Los echo preso?. Y se podía oír al comandante al otro lado de la radio que le respondió: Sí, usted tiene razón: Esas personas son responsable de lo que acaba de pasar en Nicaragua; Pero nos les haga nada; no los eche presos; y mas bien, deles toda su ayuda, y déles todo lo toque sea necesario porque ellos han venido a ayudarnos. 
Yo estaba admirado de lo que había pasado y de las palabras de aquellos hombres. Entonces, en aquel mismo lugar, le pregunté al Señor, que qué era aquello que acababa de pasar. Y El me respondió: Esta es mi obra que yo pronto voy a hacer en Nicaragua.
Ya despierto, ¡Yo estaba maravillado¡ Y sentado en mi cama, meditaba en lo vívido del sueño. ¡Pero lo mas sorprendente iba a ocurrir estando despierto¡ Pues sentado allí, y despierto en mi cama, en un pequeño cuarto de el departamento en que vivíamos, la pared que quedaba hacia los pies se abrió ante mis ojos. Y surgió una especie de pantalla como de cine. ¡Yo estaba atónito¡ ¡Pues no podía entender cómo era posible que aquello estuviera pasando frente a mis ojos¡. Y al momento empezaron a venir imágenes en aquella pantalla en la pared abierta. Y todas las imágenes eran de los sueños que por tres meses había estado soñando sin poder recordarlos. Yo no sabía como, pero lo cierto es que yo sabía que aquellos eran los sueños que había soñado. Y venían unos tras otros sin parar. Eran como cortos de televisión o anuncios, y unos tras otros se sucedían sin parar. Y mientras los sueños me eran presentados en aquella sorprendente visión, mi esposa permaneció dormida mientras yo estaba despierto y sentado en nuestra cama. Y los sueños eran estos: Llegaba yo a Nicaragua, y me encontraba a muchas personas que estaban en las rondas de los terrenos de cultivos, pero aquellos terrenos de cultivos no eran pequeños reductos de huertas, ni tampoco grandes extensiones en medio del territorio de aquel país, sino que era todo el territorio de esa nación cubierto de sembradíos, y solo había espacio en pequeñas rondas para que las personas estuvieran frente a los cultivos haciendo algo que me parecía extraño; pues al parecer eran campesinos agricultores, ¡pero no sabían que hacer con la cosecha¡ Pues se agarraban la cabeza con sus dos manos y caminaban de un lado a otro sin saber que hacer. Eso me parecía tan extraño que no lo podía comprender. Y sorprendido de verlos caminar desorientados, les preguntaba: ¿Porque no hacen nada? ¡¿Porque no recogen la cosecha si ya está madura?¡  Entonces ellos me respondían: Porque no sabemos cómo. Entonces, después de escuchar aquella respuesta, yo entraba a los sembradíos y cogía los primeros frutos, y les decía: Síganme. Y cuando yo tomaba los primeros frutos y se los presentaba a ellos, ¡era como si les cayera una venda de los ojos¡ Y comenzaban a coger la cosecha que era en extremo abundante, y se gozaban en gran manera por la cosecha.
Asi eran todos y cada uno de aquellos sueños que a modo de cortos de televisión me eren presentados en la pared abierta de mi cuarto. Pero en cada sueño era un solo tipo de fruto del que estaba lleno el territorio de aquella nación; Y eran tantos sueños como frutos se pueda imaginar, pero cualquiera que fuera el fruto del que la tierra estuviera cubierta, lo cierto es que el fruto estaba maduro y era una cosecha sobreabundante; Y siempre ocurría lo mismo con las personas que estaban sin saber que hacer frente a los cultivos maduros, siempre les preguntaba lo mismo y ellos me respondían lo mismo en cada sueño, y en cada ocasión yo les pedía que siguieran y al coger los primeros frutos, una venda se les caía de los ojos y empezaban a coger la cosecha con gran gozo.
No se cuantas horas pasaron estando yo despierto y sentado en mi cama viendo aquella sorprendente visión. Y llegué a sentirme tan cansado que sentía un tremendo agotamiento. Entonces, allí sentado en mi cama, oré y le dije al Señor: Señor, estoy muy cansado al punto de estar sin fuerzas, por tanto te pido que esto pare, pue necesito dormir y descansar. Al instante aquella pantalla mostrada en la pared abierta desapareció. ¡Fue como que si hubiera oprimido un botón de un control remoto¡ ¡Como cuando se apaga un televisor, las imágenes desaparecieron, y de nuevo la pared se cerró y volvió a que dar como si nada hubiera pasado¡ Luego me acosté y me dormí profundamente.
Desde aquella noche de esa sorprendente visión se ha despertado en mi algo que nunca antes estuvo allí: Un anhelo por ver a mi nación bendecida por la propagación del evangelio de Jesucristo mi Señor, y la iglesia creciendo en ella hasta llenarla toda la tierra de ese sufrido país. Y ese anhelo me lleva a querer ir a mi país y hacer obra evangelística.


Dios tiene propósitos de bendición para los pueblos. Eso se deja ver con claridad através de toda la biblia.
Acerca de mi propia nación, creo que Dios tiene planes que cumplirá a su devido tiempo. Y ese tiempo es ahora. El kronos de Dios está corriendo y los planes de Dios están determinados a cumplirse, y se ha abierto un espacio donde el cielo de Dios interactuará con una tierra sedienta de la buena voluntad del Creador; y se creará la justicia, y la misericordia correrá como un río que bañará cada palmo de esta tierra.
Estoy convencido de esa realidad espiritual que empieza a sacudir los simientos de este pueblo. Desde principio de la década de los ochenta, Dios empezó a poner en marcha sus planes de bendición para este pueblo sufrido. En medio de la convulsa efervescencia de la revolución que detonó una migración masiva de nicaraguenses hacia países vecinos , y mas allá de centroamérica, comensaba a tejerse el plan de Dios de plantar la semilla del evangelio del reino de los cielos en miles de corazones hambrientos y sedientos de redención, que de no haberse dado esta "desdichada suerte", hubiera sido muy difícil de lograr. Pues recuerdo que en tiempos de mi niñez y adolescencia era raro encontrar una iglesia cristiana robusta en Nicaragua. En aquel tiempo se vivía una marcada actitud de oprobio en las iglesias; Los creyentes, en una buena proporción, eran temerosos. Y la verguenza - no se de que?--, se reflejava en los rostros de muchos creyentes  - o en los pocos que yo conocí -  Lo cierto es que en aquel tiempo la iglesia en Nicaragua era raquítica. Pero con la llegada de muchos nicaragunses a otros países donde el evangelio había prosperado, o estaba prosperando en mayor medida que en nuestro propio terruño, muchos de nosotros nos vimos expuestos a un mayor contacto con el evangelio. Plantándose así la semilla tranformadora de la palabra de Dios en nuestros corazones. Y a partir de allí, la fe de los nuevos creyentes empezó a obrar los planes de Dios: Hombres y mujeres que aman su pueblo, empezaron a interseder por su gente, y en sus viajes de regreso a ver a sus amigos y familiares, se convirtieron en agentes estratégicos de una siembra abundante de la semilla transformadora del evangelio.
Si uno lee los censos de la distribución poblacional por creencias religiosas, se verá que hasta la década del sesenta, ni siquiera había registro de la población evangélica, lo cual, claro está, no demuestra que no los hubiera, pero si se ve el porcentaje de católicos, se verá que la población evangélica era muy pequeña. Pues de toda la población, el 96% era católica. Eso deja un panorama claro acerca de lo reducida que era la población evangélica, pues de el restante 4% de la población no católica, no todos eran evangélicos, lo que nos dice que en ese tiempo, los evangélicos no eran ni siquiera el 2% de la población. Pero si uno ve el censo del año 1995 al 2005, se da cuenta de que en el 2005 los evangélicos han alcanzado el 22% de la población total. Y si se ven las estadísticas de las dos últimas décadas (1990 al 2010) se puede ver en ese período un notable crecimiento de mas del 20% . Y todo ese gran y rápido crecimiento ha ido de la mano con "desdichada suerte" de la emigración de los nicaraguenses y su retorno, ya sea permanente y temporal. Sin duda, Dios está ejecutando su maravilloso plan de bendecir y transformar esta nación por medio del evangelio, tarea en la cual los nicaraguenses emigrantes están cumpliendo un papel destacado.
Dios tiene un plan maravilloso para Nicaragua, y estoy seguro que el sueño que soñé aquella noche, está plenamente relacionado con ese plan. Aún hay mucho por suceder; Muchos mas nicaraguenses, hombres y mujeres, retornaran a su país y se integrarán a esa maravillosa labor de transformación. Muchos, ya sea temporal o permanentemente, se convertirán en agentes activos de una revolución sin precedentes en la vida de esa nación. Estos creyentes, hombres y mujeres juntamente, olvidarán la tristeza y las lágrimas que tuvieron en abundancia por causa del desarraigo que produjo en ellos la migración obligada, no importando las causas de ese migración; si fue por la guerra, el hambre, la pobreza o el desempleo; Dios estaba obrando un plan maestro; y nuestra tristeza se convertirá en gozo por causa de la gran cosecha en que Dios nos hará participar. Es tiempo de recordar palabras de Cristo nuestro Señor que dijo: Alzad vuestros ojos y ved que ya los campos están listos para la siega. Esas palabra cobran vida como nunca antes en esta nación, pues el tiempo de Dios ha llegado para nuestro pueblo: Tiempo en que el viento de Dios ha empezado a soplar con fuerza sobre esta nación; Viento de limpieza, donde Dios desarraigará toda especie de mal de entre nuestra tierra; desarraigará el oscurantismo religioso, la idolatría y el engaño que por muchos años a oprimido a esta nación trayendo maldición sobre esta tierra. Dios desarraigará la maldición de las prácticas de brujería, hechicería y satanismo que ha contaminado esta tierra; Dios desarraigará los odios políticos y los partidismos fanáticos que tanto daño le ha hecho a esta nación; Dios desarraigará el odio que ha teñido de sangre esta nación y ha llenado de huesos y muerte cada rincón de esta tierra; Dios está trayendo su viento recio sobre mi nación; y de seguro, la azotará; y no dejará de soplar sobre este suelo hasta que haya desarraigado toda maldad; hasta que lo haya limpiado por completo. ¡Y brotará la justicia¡ Y una transformación será realizada sobre esta tierra hasta ser evidente a muchas otras naciones. Y todo esto será posible porque el viento de Dios ha empezado a soplar sobre mi nación.

Yo convoco e invito a todos los creyentes compatriotas para que se unan a esta visión. Los invito y los convoco a ser parte del plan de Dios, a seguir los sueños que Dios está trayendo y despertando en nosotros. Y no solo convoco a los nicaraguenses, sino que convocó a todo aquel creyente en el que late con pasión el amor por la obra evangelística, pues se que muchos otros creyentes aun sin ser nicaraguenses, están siendo impelidos a invertir su tiempo, recursos y sueños en la evangelización de Nicaragua. Y muchos mas serán añadidos a esta maravillosa obra que Dios ha planeado para Nicaragua. ¡Venid con migo, que los campos están blancos, están listos para la siega¡

Y por último, quiero dejarles un poema que escribi motivado por los sueños y la visión que Dios me dió para Nicaragua.


A Mi Pueblo Amado

He recorrido un valle que, 
De huesos secos...
Lleno está.
Y en el se escucha eco...
¡Misericordia¡ ...
(Clamando está)


Pero parece que
La ardiente brasa de su miseria
Eterna es...
Y crece el eco  ...
(ya es gemido)
¡Misericordia¡

Y en ese valle
De huesos secos,
El lastimero eco (que fue gemido);
Ahora es torrente
Que clama y grita ...
¡Misericordia¡

¡Oh valle de huesos secos¡
¡Tu tiempo ha llegado¡
Y del torrente de tu gemido no habrá mas eco...
En tu miseria ¡Alguien te ha amado¡
Y su voz yo he escuchado:
¡Mi misericordia te he extendido¡


¡Oh valle de huesos secos¡
¡Hay en ti un nuevo eco¡ ... (que no es gemido)
Porque a la voz del que te ama
Reviviran tus secos huesos
Y un nuevo torrente se oirá:
¡Mi misericordia te he extendido¡


Y yo, que del que te ama,
Su voz he oído
Quisiera decir que esto es poesía;
Pero es más que eso ...
Es profecía...
Si en tu tierra das a Cristo el Señorío.




William Tercero M.


(Este material es parte de un borrador de un libro que está en desarrollo)