jueves, 8 de septiembre de 2011

Nicaragua, tiempo de amores con Dios

12. Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía;
Fuente cerrada, fuente sellada.
13. Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos suaves,
De flores de alheña y nardos;
14. Nardo y azafrán, caña aromática y canela,
Con todos los árboles de incienso;
Mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas.
15. Fuente de huertos,
Pozo de aguas vivas,
Que corren del Líbano.
16. Levántate, Aquilón, y ven, Austro;
Soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas.
Venga mi amado a su huerto,
Y coma de su dulce fruta. (Cantares 4:12-16).

El texto citado, me ha venido con fuerza acerca de la iglesia, y mas recientemente, me viene a la mente asociado a mi nación. Por ello quiero compartir estas palabras con todos aquellos que tienen y tendrán acceso a este blog.

La historia es clara en mostrarnos que nuestra amada patria ha sido pisoteada una y otra ves por propios y extraños. Mucho ha sido el daño y el descuido con que hemos tratado a nuestra tierra; muchas injusticias que han contaminado nuestra tirra han sido hechas, llenando de miseria y sangre nuestro pueblo, y con ello hemos maldecido nuestro suelo. Pero yo estoy convencido de que Dios nos dio este suelo con la intención de que fuera un huerto fértil en el que brotaran la justicia y la paz como brotan y florecen los rosales de un jardín fragante; Dios nos dio esta tierra para que ella fuera fuente de justicia, tierra en la que brotara la justicia como cristalinos manantiales de agua limpia y pura; Dios nos dio esta tierra para que ella fuera como un paraíso lleno de dulces frutos y fragantes jardines, pero no de frutos cualquiera sino de frutos de justicia, amor y misericordia, frutos agradables a Dios, jardines fragantes pero no de fragancias florales sino de fragancia de alabanza y adoración pura y santa para Dios. Pero así como un huerto que pierde sus vallados de protección es pisoteado dañado y destrozado, nosotros como pueblo, hemos quitado los cercos de protección de nuestra tierra, de nuestro huerto, y hemos permitido que nuestra tierra sea pisoteada y destrozada por extraños y por nosotros mismos. Nuestras aguas han sido contaminadas y nuestros árboles fragantes derribados; por tanto, el agua que brota de nuestros manantiales no sirve para saciar; y el olor de nuestros jardines no sirve para deleitar el alma. Y como entenderán, no hablo de aguas cual quieras, ni hablo de fragancias de jardines comunes; Yo hablo de aquellas aguas de manantiales del alma que broten para satisfacer el corazón de Dios, hablo de alabanza santa y sincera, hablo de fragancias del huerto de nuestra alma que complazcan el corazón de Dios, hablo de verdadera adoración en espíritu y verdad, que llegue al mismo trono de Dios cual aire impregnado de exquisitos, dulces y suaves olores, hasta hacer derramar la unción del agrado de Dios sobre nuestra tierra como rocío fresco que haga reverdecer nuestro pueblo como un huerto de riego donde crescan hortalizas escogidas. Pero nuestros vallados han sido quitados de nuesrto huerto, porque hemos dado nuestras aguas a los ídolos y hemos dados nuereos árboles mas escogidos a los ídolos para adornar sus altares, (y ésto lietralmente); nos hemos complacido con adorar a los ídolos, hemos dado la fragancia de nuestro huerto a aquellos a los que no debemos ninguna bendición. Hemos dejado de ser bienaventurados porque hemos hecho dioses de nuestro suelo a aquellos que no son el Dios verdadero, y en ello hemos olvidadado que la nación que es bienaventurada es aquella cuyo Dios es Jehová. Es tiempo de volver a cercar nuestro huerto, es tiempo de que dediquemos todo lo mejor de este huerto de nuestras almas al Dios verdadero en alabanza santa y en adoración verdadera y espiritual, alabanza que agrade a dios como el buen perfume agrada el olfato. No dejemos que foráneos sigan trayendo doctrinas destructoras ni cultos paganos. Es tiempo de que el vallado de Dios esté sobre nuestra nación. Es tiempo de hacer de Dios, nuestro Dios; es tiempo de ser vienaventurados por la presencia y favor constante de Dios; es tiempo de volver en amores con Dios.
Ese verso 12 de cantares 4 comienza diciendo: Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía. Eso es fundamental para que un huerto se convierta en un especial porción de suelo entre la tierra, el estar cercado es la primera condición para que el huerto sea fructífero y se conserve así permanentemente. Dios quiere tener amores con Nicaragua, y no digo que Dios no nos ame en las condiciones actuales, sino que él no se complace en nuestro amor porque hemos dejado destruir nuestra tierra con la violencia, la injusticia, por lo cual la miseria se ha adueñado de este suelo. Nicaragua, es tiempo de volvernos en amores con Dios; es tiempo de que surja en nuestra tierra la misericordia y el juicio de la justicia, cosas en las cuales Dios se complace. Si hacemos eso, si nos volvemos en amor con Dios, si volvemos a cercar nuestro huerto, la justicia empezará a dar sus frutos, nuestro huerto volverá allenarse de renuevos de sus árboles fragantes, y de sus dulces y suaves frutos.  Y siguiendo con el verso 13 dice: Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos suaves, De flores de alheña y nardos; De la misma manera, si el vallado de Dios vuelve a estar en nuestra tierra, una nueva generación crecerá en esta tierra, y esa nueva generación hara, con el favor de Dios, que esta tierra sea cual paraíso de granados, lleno de suaves frutos para Dios, y lleno de fragancia de un pueblo que agrada verdaderamente a Dios. Alabaremos y él responderá con agrado, adoraremos y él derramara unción hasta saturar cada rincón, oraremos y el responderá solísito por su amado pueblo.
Tiempo viene sobre Nicaragua, en que viento recio saplara sobre su tierra, porque Dios mismo llamará ese viento sobre nosotros, sobre su huerto. Y en ese tiempo, él espera que en este huerto llamado Nicaragua haya:
"Nardo y azafrán, caña aromática y canela, Con todos los árboles de incienso; Mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas" Y si estamos listos para el tiempo de ese viento de Dios sobre nuestro huerto, ese viento desprenderá de este suelo una nube de fragante adoración, que postrados en verdadera humillación daremos a Dios en santidad y justicia. El Espíritu de Dios ya esta trayendo ese viento. ¡Es tiempo de adorar a Dios en espíritu y verdad¡

¡Nicaragua, es tiempo de amores¡ ¡Es tiempo de que nuestro huerto de sus frutos y su fragancia para Dios¡